viernes, 4 de septiembre de 2009

1975: Una profecía que no se cumplió por un pelito

13 comentarios:

  1. Jajaja! Qué bueno!! Eres genial, Tejotita, sigue con ese gran sentido del humor. Un abrazo.

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  2. Un fenomeno! jaja!! barbaro te felicito!! jaja!! muy bueno.

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  3. Jajajaja, excelente, han regresado! ya los extrañaba. XD

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  4. Muy bueno!! ¡Qué risas me he echado, ja, ja!!!

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  5. jjjjajajajjajaja :D

    Estimado, ¡bendito tu ingenio!

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  6. jaja!! terrible!! muy bueno!! excelente!! jaja

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  7. Hola Elizabeth,

    Querida compañera ex-testigo. Yo también estoy ansioso de enviar la próxima edición de los Tejotitas. Lamentablemente he estado muy ocupado con mis cosas "mundanas y seglares". Pero con la ayuda de Jehová (*ironía*) pronto estaré enviando "nueva luz" sobre las vidas de los tejotitas.

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  8. Fino, fino..., ¡nos alegras del día! Sí, ¡con barba no hay paraíso!

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  9. muy bueno che¡¡¡¡ aparte no solo 1975¡¡¡ tanbien en 1914,1915,1918,1925.. y ahora la corrieron para el año¡¡2034 q loco noo¡¡¡q el señor los bendiga saludos desde argentina¡¡

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  10. Jonás 1
    Jonás huye de Dios
    1 El Señor se dirigió a Jonás, hijo de Amitai,[a] y le dijo: 2 "Anda, vete a la gran ciudad de Nínive[b] y anuncia que voy a destruirla, porque hasta mí ha llegado la noticia de su maldad."
    3 Pero Jonás, en lugar de obedecer, trató de huir del Señor, y se fue al puerto de Jope, donde encontró un barco que estaba a punto de salir para Tarsis; entonces compró pasaje y se embarcó para ir allá.

    Jonás 3
    Nínive se arrepiente
    1 El Señor se dirigió por segunda vez a Jonás, y le dijo: 2 "Anda, vete a la gran ciudad de Nínive y anuncia lo que te voy a decir."
    3-4 Jonás se puso en marcha y fue a Nínive, como el Señor se lo había ordenado. Nínive era una ciudad tan grande que para recorrerla toda había que caminar tres días. Jonás entró en la ciudad y caminó todo un día, diciendo a grandes voces: "¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!"
    5 Los habitantes de la ciudad, grandes y pequeños, creyeron en Dios, proclamaron ayuno y se pusieron ropas ásperas en señal de dolor.[a] 6 Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, también él se levantó de su trono, se quitó sus vestiduras reales, se puso ropas ásperas y se sentó en el suelo. 7 Luego, el rey y sus ministros dieron a conocer por toda la ciudad el siguiente decreto: "Que nadie tome ningún alimento. Que tampoco se dé de comer ni de beber al ganado y a los rebaños. 8 Al contrario, vístanse todos con ropas ásperas en señal de dolor, y clamen a Dios con todas sus fuerzas. Deje cada uno su mala conducta y la violencia que ha estado cometiendo hasta ahora; 9 tal vez Dios cambie de parecer y se calme su ira, y así no moriremos."

    10 Dios vio lo que hacía la gente de Nínive y cómo dejaba su mala conducta, y decidió no hacerles el daño que les había anunciado.

    Jonás 4
    El enojo de Jonás
    1 A Jonás le cayó muy mal lo que Dios había hecho, y se disgustó mucho. 2 Así que oró al Señor, y le dijo:
    --Mira, Señor, esto es lo que yo decía que iba a pasar cuando aún me encontraba en mi tierra. Por eso quise huir de prisa a Tarsis, pues yo sé que tú eres un Dios tierno y compasivo, que no te enojas fácilmente, y que es tanto tu amor que anuncias un castigo y luego te arrepientes.[a] 3 Por eso, Señor, te ruego que me quites la vida. Más me vale morir que seguir viviendo.

    4 Pero el Señor le contestó:

    --¿Te parece bien enojarte así?

    5 Jonás salió de la ciudad y acampó al oriente de ella; allí hizo una enramada y se sentó a su sombra, esperando a ver lo que le iba a pasar a la ciudad. 6 Dios el Señor dispuso entonces que una mata de ricino creciera por encima de Jonás, y que su sombra le cubriera la cabeza para que se sintiera mejor. Jonás estaba muy contento con aquella mata de ricino. 7 Pero, al amanecer del día siguiente, Dios dispuso que un gusano picara el ricino, y este se secó. 8 Cuando el sol salió, Dios dispuso que soplara un viento caliente del este, y como el sol le daba a Jonás directamente en la cabeza, él sintió que se desmayaba, y quería morirse.

    --Más me vale morir que seguir viviendo --decía.

    9 Pero Dios le contestó:

    --¿Te parece bien enojarte así porque se haya secado la mata de ricino?

    --¡Claro que me parece bien! --respondió Jonás--. ¡Estoy que me muero de rabia!

    10 Entonces el Señor le dijo:

    --Tú no sembraste la mata de ricino, ni la hiciste crecer; en una noche nació, y a la otra se murió. Sin embargo le tienes compasión. 11 Pues con mayor razón debo yo tener compasión de Nínive, esa gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil niños inocentes y muchos animales.[b]

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  11. 2 Pedro 3
    La segunda venida del Señor
    1 Esta es, queridos hermanos, la segunda carta que les escribo. En las dos he querido, con mis consejos, hacerlos pensar rectamente. 2 Acuérdense de lo que en otro tiempo dijeron los santos profetas; y del mandamiento del Señor y Salvador, que los apóstoles les enseñaron a ustedes.


    3 Sobre todo tengan esto en cuenta: que en los DÍAS ÚLTIMOS vendrá gente que vivirá de acuerdo con sus propios malos deseos, y que en SON DE BURLA 4 preguntarán:


    "¿Qué pasó con la promesa de que Cristo iba a volver? Ya murieron nuestros padres, y todo sigue igual desde que el mundo fue creado."



    5 Esa gente no quiere darse cuenta de que desde tiempos antiguos ya existía el cielo, y también la tierra, que Dios con su palabra hizo salir del agua y la mantiene en medio del agua.[a] 6 También por medio del agua del diluvio fue destruido el mundo de entonces. 7 Pero los cielos y la tierra que ahora existen, están reservados para el fuego por el mismo mandato de Dios. Ese fuego los quemará en el día del juicio y de la perdición de los malos.

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